º::La SoMbRa De Un ViEjO aMoR::º

Seis de Febrero de Dos mil siete

HACE TIEMPO


Esta tarde,
los brazos del sol calientan mi cuerpo,
el viento regresa a mi tu aroma,
mientras mi alma se abre para recibirte entero...
aun puedo sentir el rose de tu mano sobre la mía,
tu aliento calido y suave se esparce en mi nuca,
recorriéndome entera, erizando mi piel,
misma que se vuelve sutil a tu tacto...
las lágrimas se hicieron presentes,
acompañando esta tarde de alegría y melancolía;
cristales rodando ligeros por mis mejillas,
cayendo libres... y al tocar el suelo,
simplemente estallando en risas paridas
por mis más entrañables recuerdos,
recuerdos que nunca aparte de mí,
recuerdos que nunca murieron,
porque te mantuve inmortal, por muchas lunas,
ansiando tú regreso.
Hoy al fin te externo mi alegría,
porque de nuevo te tengo,
regresaste a mi y me duele tanto
el no haber podido esperarte,
pues no imagine ser para ti tan importante,
pero aun así no me arrepiento de lo sucedido en este tiempo,
pero créeme, la duda siempre albergo en mi cabeza:
-¿que hubiera sido de nuestras almas,
si no te hubieras marchado?...-
es el día que agradezco a mi razón,
el no haber dejado de amarte,
guardar tu espacio completamente intacto
espacio que es visitado por mi alma cada noche
donde te he deseado con locura y con respeto,
pero solo dentro de mi... solamente en mis sueños.
Ahora será el tiempo quien decida nuestros caminos...
nosotros seremos los que marquemos ese tiempo
y en ese camino andaremos juntos los mismos pasos,
sin conocer lo efímero... manteniéndonos eternos


Donna Díaz Blavier